febrero 27, 2010

Ni con zapatos


Bajo la idea de “Pretendo vivir eternamente. Hasta ahora voy bien” me desperté esta mañana de sábado, leí algo de Algarabía, tome canela en té y, por aburrimiento, prendí el TV. Quería informarme sobre los acontecimientos en Chile tras el terrible terremoto.

Pensaba en el planteamiento filosófico que nos brindan las derrotas, las destrucciones, la idea de perderlo todo para volver a la vida cual Ave Fénix y en mayor plenitud. La plenitud es una bella palabra que está llena de pasado y errores. En su momento los errores y las derrotas nos cortan la respiración y nos llevan a días grises en que nada nos agrada y nos ponemos a considerar ideas de huída, de punto final…

Bajo el umbral de la duda y la insatisfacción somos susceptibles y manejables. El diablo tiene muchas formas y es capaz de seducirnos; nos da la mano cuando más la necesitamos. De no ser por el hecho de que no es la mano que necesitamos, todo estaría bien. Quién busca en sus adentros encuentra sus propias respuestas. Quién tiene sus propias respuestas -pienso- encuentra la tranquilidad y el entendimiento necesario para seguir adelante y disfrutar el sol y la sombra sin tambalearse ¡Todo es tan sutil!

El diablo tiene muchas formas, muchas caras, muchos nombres, muchos sabores, muchos aromas. A veces nos llama por teléfono, a veces nos escribe. Por no ser el momento no daré ejemplos de formas, mucho menos de nombres. A penas diré que el diablo ha venido y se ha ido y he aprovechado cada visita para tener los ojos bien abiertos en el futuro y no cometer -al menos no el mismo- otro tropezón. Lo peor del fracaso será siempre no aprender la lección.

Luego, como un relámpago, cambio a canal 22 y veo las rutinas de Ice Skating justo en el momento de Tessa Virtue & Scott Moir. Cabe mencionar que estos muchachillos son del equipo canadiense y salieron a la pista con la seguridad de tener a la tribuna de su lado y la certeza que da el dominio de la técnica y hacerse 38 horas de entrenamiento a la semana. Además dicen que van a la universidad, atienden sus clases y apenas llegan a 20 años de edad. Escucho esos comentarios y mi trago de canela se amarga por verme ahí tumbado en la cama y ver que casi es medio día.

Pero no estoy aquí para contarles cuantas horas entreno a la semana. Lo que les quiero decir es que la rutina final con la que consiguieron el oro realmente me hizo volar sin salir de la cama. Que belleza de rutina, que perfección, que entendimiento y que forma de comunicar con sus cuerpos tantas emociones. Lo que ellos hacen sobre los patines, nosotros no lo hacemos ni con zapatos.

Me pregunto: ¿será difícil ser novio de una chica así? Si la mayor parte del tiempo la pasa con su pareja de baile. Y voy más lejos: ¿Será peor que tu novia sea tu misma pareja de baile? Pues todo el tiempo estás con ella hasta cuando vas a entrenar. Lo que sea, Tessa Virtue es una chica hermosa.

Recuerdo aquella frase: “Mi mujer y yo fuimos felices durante veinte años. Luego nos conocimos” -Rodney Dangerfield-

¿Alguien de aquí cree realmente que el amor eterno existe?

Todo trabajo tiene su recompensa y la medalla de oro lo confirma. Pienso en los ciudadanos de Haití y ahora de Chile y todo el trabajo que tienen que hacer para reconstruir sus vidas, sus familias, sus hogares, su presente, sus colonias, sus ciudades, su país y un día poder vivir en paz y en tranquilidad.

Ahora pienso en México y trato de imaginar cuántos terremotos necesitaremos para volver a encontrarnos, para ser lo que fuimos, para ser lo que nunca hemos sido…

Termina la rutina y Canadá se lleva el oro, apago la tele, cierro la revista y me levanto decidido para ir al trabajo.

GBo.

febrero 21, 2010

Anoche



Anoche fuimos felices sintonizando El tímpano de Canal 11. No ha sido una, sino muchas las noches que nos hemos emocionado y hemos cantado en el contexto acústico y “sala de estar” de este programa.

El de anoche fue -a mi gusto- el mejor programa que hemos tenido de tímpano: Panchito Varona y Antonio García de Diego. La alegría, la emoción, la sintonía de acordes-recuerdos logran que el corazón se derrita cuando escuchamos a esta “banda” que hace años nos ha conquistado.

Ahí estaban ese par de “Viceversas”, de “Cias” y esta vez sin la voz de Joaquín; pero si con las letras, con los acordes, con los acompañamientos y las melodías que nos han dado tanta alegría.

Con una preciosísima Gibson acústica y el fenomenal Fantom X8 nos dieron, en casi una hora de programa, una pincelada de lo que estos genios saben hacer. Tocaron piezas que han de pasar a la posteridad, esas que llevaremos lejos cuando ya no estemos aquí.

Hablo de canciones de alto calibre como “Y sin embargo” y “A la orilla de la chimenea” Ese tipo de canciones que -en un punto del camino- nos han ayudado a resolver con gran dignidad el momento de ponernos románticos, de tomarnos la mano y de extrañarnos cuando no estamos juntos y de escribirnos cuando estamos lejos. O de abrazarnos y recordar esas canciones que hace años lograban enamorarnos y todo ese tiempo nos hicieron recordarnos.

Lo saben y lo confirmo: mi formación es Sabiniana y, por añadidura, Varoniana y Diegoniana. Cuánto nos han dado estos tipos con su música, con su poesía, con su sentir, con su forma de entender la vida. Con su labor hacen parecer que conocen mejor que nosotros lo que le pasa a nuestros corazones, lo que nuestra alma ansía. Así lo dicen sus palabras, sus notas, sus gestos, sus sonrisas…

A la luz de su entendimiento he confiado mi camino. Me emociona verlos, escucharlos, aprenderles un acorde, saber de ellos. Pronto estaremos en el Auditorio Nacional coreando y escuchando esas guitarras que anoche vimos de cerca, tan cerca que se leían las letras del atril.

Hace más de un año que las noches de sábado las he convertido en noches hogareñas llenas de poesía y de guitarra. Anoche no fue la excepción y gocé frente al TV de mi casa. Frente al TV de su casa estuvo también la niña caprichosa de nombre Sibyl a la que no sé decir “no”; a la que comparte canciones de Sabina y Cia conmigo y se emociona tanto o más que yo.

A ella se lo digo: tan lejos y tan cerca estuviste conmigo en cada canción.

Contamos los días para Vinagre y Rosas en el Auditorio.

GBo

febrero 14, 2010

A los que están a mi lado



A los que cuando niños compartían el patio
A los que nos gustaba atrapar mariposas
A los que jugábamos al fútbol
A los que nos echábamos a correr

A los que nos hacíamos las mismas preguntas
A los que compartíamos las tardes
A los que nos prestábamos los cassettes
A los que volábamos en patineta

A los que me encontraron cuando me fui
A los que me devolvieron al carril
A los que se perdieron conmigo
Al que se subió al mismo autobús

A la que estaba cuando llegué
A la que lloró cuando me fui
A la que me escribía desde San Luis
A la que venía cada año en abril

A los que me prestaron sus libros
A los que me quisieron escuchar
A los que callaron mis gritos
A los que me han sabido sobrellevar

A los que he defraudado
A los que no he de olvidar
A los que están a mi lado
A los que siempre he de amar

A los que soñábamos con guitarras
A los que me enseñaron un acorde
A los que dicen “nunca te callas”
A los que afinan conmigo

A los que me escriben
A los que me extrañan
A los que me leen
A los que me sienten y sonríen
A todos los amigos que he conocido hasta ayer

Por San Valentín

GBo





febrero 08, 2010

¡Hasta pronto!


Esta mañana se despidió el abuelo Fernando. Una última mirada y un profundo suspiro confirmaron la partida.

No tengo claro todo lo que quisiera escribir sobre ti abuelo. Justo acabo de acariciar tu cabello por última vez que no alcanzo a comprender el tamaño de tu hueco. Lo que será la vida sin ti, querido abuelo Fer.

Como siempre que algo me lastima me alejo de la gente y salgo a tu patio a buscar la soledad. En vez de soledad te encuentro a ti: en el viento, en el rayo de sol que refleja en el agua del alborotado canal, en el viejo árbol de ciruelos -el mismo que cuando niño trepaba con tu ayuda para cortar sus frutos y llenar las canastas que nos pasaba la abuela-

Miro alrededor de tu casa y te descubro en cada detalle: en cada árbol plantado, en la pintura de las paredes, en las vueltas que diste a cada tuerca, en los clavos, en los muebles de madera, en los cortineros, en los muebles de la cocina…

Miro adentro mío y te observo en los recuerdos de infancia. Ahí estamos los tres en ese gran patio de árboles frutales. Estamos con Vladi comiendo higos, granadas, duraznos, ciruelos y moras. Mis recuerdos son gratos y así los contaré siempre. El abuelo de la fortaleza, la humildad y el respeto.

Por tu persona

¡Buen viaje Abuelo Fer!


GBo