abril 20, 2011

Hasta Entonces


No seguiré escribiendo en este blog.

Ya no tiene la magia, ni yo el tiempo necesario para atenderlo. Llevaré mis letras a otra parte, en otras formas, al oído de quien las quiera escuchar.

Seguiré buscando en nuevos caminos mi sueño de ser escritor. A este mi Blog debo un importante incremento en el nivel de mi estructura literaria. Además descubrí un amor y una extraña emoción que no conocía en mí hacía el género poesía.

Nunca me he sentido poeta, nunca he escrito poesía, pero el tiempo me demuestra que mi vida ha sido de poeta y eso -amigos míos- no lo he de negar.

En palabras y en papel quedará escrito el testimonio de mis pasos y de toda esa aventura llamada vida.

Gracias a todos los que dieron un minuto para leer; mi amistad a los que dieron un consejo y mi devoción para los que, tras leerme, siguen confiando en mi sin retirarme su sonrisa.

Lo dijo Shakespeare un día;

lo confirmamos la Haty y Yo un sábado a la tarde:

“Saldremos a la vida. No importa cómo ni cuándo si estamos juntos;

Sonreiremos;

Jugaremos;

Amaremos;

Leeremos;

Tocaremos;

Cantaremos;

Creceremos;

Entenderemos;

Nos complementaremos;

Nos abrazaremos y en su momento lo contaremos…”

Esto es punto y aparte; adiós amigos.

¡Hasta entonces!

Gabriel C.

marzo 27, 2011

Flor de Liz


La recuerdo en cintas como "Un Gato Sobre el Tejado Caliente" de 1958. Con aquella cinta descubrí mi aún vigente afán por el cabello rizado en una chica, la belleza de un lunar en el rostro y el delirio de una pronunciada cintura.

Hace tiempo que el cine no la tenía, la realidad no la tendrá ya nunca más…

Te echaremos en falta Liz Taylor; que mujeres así no se olvidan…


GBo

marzo 23, 2011

Canciones

Con frecuencia la vida se vuelve un remolino que nos sube o baja a placer. Yo, de un tiempo a la fecha, he contemplado “las cuatro estaciones” en un mismo día. Es decir; puedo tener, en una mañana cualquiera, la primavera en mis brazos a la hora del amanecer y salir a darle la cara a la vida sin temores. O puedo, al anochecer, vivir el más crudo invierno despidiéndome de los que amo -que no son pocos-. Es común también estar tocando el más dulce acorde en mi guitarra para al minuto siguiente estar hablando de negocios… ¡Una putada, en resumen!

Supongo que es aquello de seguir creciendo y ni lugar a quejarse. Mi chica dice que a mí me ha tocado llevar más carga que al promedio y que no debo desperdiciar esa forma de llegar a la sabiduría. Yo amo a mi chica y también la creo y también la obedezco. Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Mi caso es un tanto distinto: ella es una gran mujer y yo, en más de un sentido, soy solo un pequeño que busca refugio en sus brazos…

En días tales queda, como tantas veces, escuchar aquellas canciones con las que crecimos, con las que nos emocionamos y con las que siempre conseguimos la fuerza suficiente para seguir adelante en nuestro camino ¿Qué sería de mi -de nosotros- sin tales canciones?

Lo que quiero decir es que ando con el alma a flor de piel, con los sentimientos amaneciendo a nuevas emociones y con la inocencia y la ternura viendo llegar el anochecer. Siento que la vida es una inmensidad del tamaño del mar y mi existencia un pececillo desesperado que salta en la arena intentando volver al mar y así seguir viviéndo.

No puedo -no quiero- hacer otra cosa que enfrentar las emociones y escuchar canciones que me ayuden a entenderlo todo. Con ellas lleno la memoria de recuerdos irrepetibles y mi pequeño corazón de esperanza…

En un pestañeo y sin saber porque, aterrizo en la página de La Gaceta y me enteró de los detalles de la Gira de “El Penúltimo Tren”. Con asombro descubro un repertorio que raya en la perfección de la descripción emocional de mi existencia. Si he tenido emociones, esperanza, fe, alegrías, dolores, decepciones, llanto, sonrisas, noches de bohemia y demás momentos propios de los que a pie vamos por la vida; todo, todo, todo se encuentra en estas canciones. Todo lo vivido se describe en cada nota, en cada palabra y en cada silencio de estas canciones.

No todos lo saben -no tienen porque-, pero tengo una lista de canciones que me gustaría fueran tocadas en mi funeral. Canciones que me recuerdan un momento, un amor o un amigo en particular. Con los años la lista ha crecido y se complica el hecho de asignar un responsable ante póstumo capricho.

Para mi calma -y la de mi heredero- la lista se puede simplificar drásticamente y sin chistar me inclinaría por este repertorio que Joaquín viene tocando en las noches de Argentina. Es que todas me recuerdan algo; ese algo que me llevaré por siempre hasta la eternidad:

Esta noche contigo

Tiramisú de limón

Virgen de la amargura

Aves de paso

Llueve sobre mojado

Yo quiero ser una chica Almodóvar

Por el Boulevard de los Sueños Rotos

Y sin embargo

Una canción para la Magdalena

Noches de Boda

Contigo

La del Pirata Cojo

Pastillas para no soñar

Nos sobran los motivos

Amor se llama el juego

Tan joven y tan viejo

El Rock & Roll de los idiotas

Peor para el sol

Medias negras

19 días y 500 noches

Todavía una canción de amor

Peces de ciudad

Corazón de neón

El caso de la rubia platino

Eclipse de mar

Cerrado por derribo

Cuando me hablan del destino


Ufff…

Se me antoja escribir sobre los recuerdos y motivos de cada canción. No, no se asusten por favor, no lo haré en este momento -en realidad no sé si habrá momento- Pero por ahora yo quisiera estar en el Zócalo del DF con Joaquín Sabina delante y el resto escuchando, brincando y cantando estas canciones de nuestras vidas.

Con la complicidad de Syb;

Con la firmeza de mi amigo Luis “El Gallo” González;

Con la agudeza y humor de Ponchito;

Con la juventud contagiosa de Bren -mi amiga más Sabinera-

Con la curiosidad de Ara;

Con la mano y la mirada de Carlitos;

Con los brazos fuertes y amorosos de Haty, que me mantiene de pie…


Así que de momento

nada de “Adiós muchachos”

Me duermo en los entierros

de mi generación


Cada noche me invento

todavía me emborracho

Tan joven y tan viejo

“Like a Rolling Stone…”


Con amor colegas;

GBo

marzo 15, 2011

Juanita


Recién me entero de la partida de La Tía Juanis de este mundo. No es común que yo hable de mi familia, pero en este momento el dolor y los buenos momentos se confunden en mis pensamientos y apenas puedo lagrimear y escribir.

Pocos lo saben, pero mi Tía Juanita además de mi tía era el equivalente a la abuela materna que nunca tuve. Era una mujer blanca, grande, fuerte y de una alegría inigualable. Apenas el pasado doce de febrero tuve oportunidad de saludarla y estrecharla después de que ella había estado metida en casa tras una serie de complicaciones de salud que la habían tenido bien guardadita. Me emociono mucho verla en la calle y de pie, me acerque, le di un beso, la abrace y le pregunte “Qué gusto verte tía ¿cómo estás?” ella, con la alegría y sabiduría de siempre respondió: “Bien hijito, cómo la canica ya sabes...” yo me desconcerté y pregunte “¿Cómo la canica? ¿Cómo es eso tía? Riéndose me dijo “Cada vez más cerca del hoyo…” Esa era la madera de mi Tía Juanita…

Es lugar común hablar bien de los que ya no habitan este mundo, pero lo que diga de aquí en adelante es derecho propio de Juana Domínguez Martínez y de mis recuerdos llenos de amor que ella alimento desde que yo era un niño travieso:

La casa verde de mi infancia, los perros dálmata, el agua de papaya, las pechugas de pollo empanizadas con ensalada rusa, los chistes, las declamaciones, los boleros, los albures, la radio, la hora de bordar, los LP de Pedro Vargas, El tío Chori, los rones, las fiestas de San Cris, las posadas, las calandrias, los gorriones, las plantas de su patio, la bicicleta con Pepé y Chayo y ,sobre todo, la exquisitez de su conversación y la sabiduría que le dieron los años.

Ella me vio crecer y nunca perdió la esperanza en mi persona. Alguna vez, cuando yo estaba muy metido en una relación amorosa de la que salí destrozado, ella me dio consejos y me lleno de esperanza. En aquellos días yo no lo comprendía, pero hoy, muchos años después, entiendo que tenía razón. Luego, hace cosa de tres años, yo estaba muy metido en la vida llena de rock & roll, excesos de todo tipo y absoluto desenfreno ella me dijo “¿Hasta cuando hijo? No te engañes, esa no es tu felicidad, nadie en el mundo vale la pena para que te lastimes así, para que te destruyas de esa manera…” Yo puedo dar muchos detalles acerca de su consejo, pero no lo haré. Sólo diré que mi Tía Juanita era una persona sabía y de las palabras más precisas que jamás haya escuchado.

Hermana de mi abuelo Gato -Mi general-, a mi Madre la quería como una verdadera hija y en la edad primera cuido de mis hermanas Verus y Lolis cuando ellas se quedaron sin mamá. Fue toda bondad, fue todo amor, fue toda fuerza y libertad, fue alegría de verdad y un ser de armonía y equilibrio. Así es como yo la recordaré, así es como yo quiero ser a su edad...

Buen viaje Tía Juanita; haya donde vaya con amor y orgullo te recordaré…


GBo


PS. Entre lagrimas tomo mi guitarra y me arranco con los acordes de una canción que me llega a la memoria. Un diez de mayo la cantamos en su patio, ahora la canto con un nudo en la garganta en el privado de mi oficina.

Echaré de menos tu sonrisa, con amor mi gran Señora…


A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio

A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio

A ti que peleaste con uñas y dientes

Valiente en tu casa y en cualquier lugar

A ti rosa fresca de abril, a ti mi fiel querubín


A ti te dedico mis versos, mi ser, mis victorias

A ti mis respetos, señora, señora, señora

A ti mi guerrera invencible, a ti luchadora incansable

A ti mi amiga constante de todas las horas...