Supongo que es aquello de seguir creciendo y ni lugar a quejarse. Mi chica dice que a mí me ha tocado llevar más carga que al promedio y que no debo desperdiciar esa forma de llegar a la sabiduría. Yo amo a mi chica y también la creo y también la obedezco. Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Mi caso es un tanto distinto: ella es una gran mujer y yo, en más de un sentido, soy solo un pequeño que busca refugio en sus brazos…
En días tales queda, como tantas veces, escuchar aquellas canciones con las que crecimos, con las que nos emocionamos y con las que siempre conseguimos la fuerza suficiente para seguir adelante en nuestro camino ¿Qué sería de mi -de nosotros- sin tales canciones?
Lo que quiero decir es que ando con el alma a flor de piel, con los sentimientos amaneciendo a nuevas emociones y con la inocencia y la ternura viendo llegar el anochecer. Siento que la vida es una inmensidad del tamaño del mar y mi existencia un pececillo desesperado que salta en la arena intentando volver al mar y así seguir viviéndo.
No puedo -no quiero- hacer otra cosa que enfrentar las emociones y escuchar canciones que me ayuden a entenderlo todo. Con ellas lleno la memoria de recuerdos irrepetibles y mi pequeño corazón de esperanza…
En un pestañeo y sin saber porque, aterrizo en la página de La Gaceta y me enteró de los detalles de la Gira de “El Penúltimo Tren”. Con asombro descubro un repertorio que raya en la perfección de la descripción emocional de mi existencia. Si he tenido emociones, esperanza, fe, alegrías, dolores, decepciones, llanto, sonrisas, noches de bohemia y demás momentos propios de los que a pie vamos por la vida; todo, todo, todo se encuentra en estas canciones. Todo lo vivido se describe en cada nota, en cada palabra y en cada silencio de estas canciones.
No todos lo saben -no tienen porque-, pero tengo una lista de canciones que me gustaría fueran tocadas en mi funeral. Canciones que me recuerdan un momento, un amor o un amigo en particular. Con los años la lista ha crecido y se complica el hecho de asignar un responsable ante póstumo capricho.
Para mi calma -y la de mi heredero- la lista se puede simplificar drásticamente y sin chistar me inclinaría por este repertorio que Joaquín viene tocando en las noches de Argentina. Es que todas me recuerdan algo; ese algo que me llevaré por siempre hasta la eternidad:
Esta noche contigo
Tiramisú de limón
Virgen de la amargura
Aves de paso
Llueve sobre mojado
Yo quiero ser una chica Almodóvar
Por el Boulevard de los Sueños Rotos
Y sin embargo
Una canción para la Magdalena
Noches de Boda
Contigo
La del Pirata Cojo
Pastillas para no soñar
Nos sobran los motivos
Amor se llama el juego
Tan joven y tan viejo
El Rock & Roll de los idiotas
Peor para el sol
Medias negras
19 días y 500 noches
Todavía una canción de amor
Peces de ciudad
Corazón de neón
El caso de la rubia platino
Eclipse de mar
Cerrado por derribo
Cuando me hablan del destino
Ufff…
Se me antoja escribir sobre los recuerdos y motivos de cada canción. No, no se asusten por favor, no lo haré en este momento -en realidad no sé si habrá momento- Pero por ahora yo quisiera estar en el Zócalo del DF con Joaquín Sabina delante y el resto escuchando, brincando y cantando estas canciones de nuestras vidas.
Con la complicidad de Syb;
Con la firmeza de mi amigo Luis “El Gallo” González;
Con la agudeza y humor de Ponchito;
Con la juventud contagiosa de Bren -mi amiga más Sabinera-
Con la curiosidad de Ara;
Con la mano y la mirada de Carlitos;
Con los brazos fuertes y amorosos de Haty, que me mantiene de pie…
Así que de momento
nada de “Adiós muchachos”
Me duermo en los entierros
de mi generación
Cada noche me invento
todavía me emborracho
Tan joven y tan viejo
“Like a Rolling Stone…”
Con amor colegas;
GBo
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