marzo 15, 2011

Juanita


Recién me entero de la partida de La Tía Juanis de este mundo. No es común que yo hable de mi familia, pero en este momento el dolor y los buenos momentos se confunden en mis pensamientos y apenas puedo lagrimear y escribir.

Pocos lo saben, pero mi Tía Juanita además de mi tía era el equivalente a la abuela materna que nunca tuve. Era una mujer blanca, grande, fuerte y de una alegría inigualable. Apenas el pasado doce de febrero tuve oportunidad de saludarla y estrecharla después de que ella había estado metida en casa tras una serie de complicaciones de salud que la habían tenido bien guardadita. Me emociono mucho verla en la calle y de pie, me acerque, le di un beso, la abrace y le pregunte “Qué gusto verte tía ¿cómo estás?” ella, con la alegría y sabiduría de siempre respondió: “Bien hijito, cómo la canica ya sabes...” yo me desconcerté y pregunte “¿Cómo la canica? ¿Cómo es eso tía? Riéndose me dijo “Cada vez más cerca del hoyo…” Esa era la madera de mi Tía Juanita…

Es lugar común hablar bien de los que ya no habitan este mundo, pero lo que diga de aquí en adelante es derecho propio de Juana Domínguez Martínez y de mis recuerdos llenos de amor que ella alimento desde que yo era un niño travieso:

La casa verde de mi infancia, los perros dálmata, el agua de papaya, las pechugas de pollo empanizadas con ensalada rusa, los chistes, las declamaciones, los boleros, los albures, la radio, la hora de bordar, los LP de Pedro Vargas, El tío Chori, los rones, las fiestas de San Cris, las posadas, las calandrias, los gorriones, las plantas de su patio, la bicicleta con Pepé y Chayo y ,sobre todo, la exquisitez de su conversación y la sabiduría que le dieron los años.

Ella me vio crecer y nunca perdió la esperanza en mi persona. Alguna vez, cuando yo estaba muy metido en una relación amorosa de la que salí destrozado, ella me dio consejos y me lleno de esperanza. En aquellos días yo no lo comprendía, pero hoy, muchos años después, entiendo que tenía razón. Luego, hace cosa de tres años, yo estaba muy metido en la vida llena de rock & roll, excesos de todo tipo y absoluto desenfreno ella me dijo “¿Hasta cuando hijo? No te engañes, esa no es tu felicidad, nadie en el mundo vale la pena para que te lastimes así, para que te destruyas de esa manera…” Yo puedo dar muchos detalles acerca de su consejo, pero no lo haré. Sólo diré que mi Tía Juanita era una persona sabía y de las palabras más precisas que jamás haya escuchado.

Hermana de mi abuelo Gato -Mi general-, a mi Madre la quería como una verdadera hija y en la edad primera cuido de mis hermanas Verus y Lolis cuando ellas se quedaron sin mamá. Fue toda bondad, fue todo amor, fue toda fuerza y libertad, fue alegría de verdad y un ser de armonía y equilibrio. Así es como yo la recordaré, así es como yo quiero ser a su edad...

Buen viaje Tía Juanita; haya donde vaya con amor y orgullo te recordaré…


GBo


PS. Entre lagrimas tomo mi guitarra y me arranco con los acordes de una canción que me llega a la memoria. Un diez de mayo la cantamos en su patio, ahora la canto con un nudo en la garganta en el privado de mi oficina.

Echaré de menos tu sonrisa, con amor mi gran Señora…


A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio

A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio

A ti que peleaste con uñas y dientes

Valiente en tu casa y en cualquier lugar

A ti rosa fresca de abril, a ti mi fiel querubín


A ti te dedico mis versos, mi ser, mis victorias

A ti mis respetos, señora, señora, señora

A ti mi guerrera invencible, a ti luchadora incansable

A ti mi amiga constante de todas las horas...


2 comentarios:

  1. Gbo, ojalá revises tu e-mail

    -Bren

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  2. Agradecido recibo ese abrazo!
    Es verdad eso que dices, entre amigos no hay distancias, siempre estamos en el pensar porque así lo hemos decidido.

    Gracias, Bren

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