abril 28, 2010

Seguir Navegando


Compartía comentarios con mi amigo “El Gallo González” acerca de un artículo de Pérez-Reverte que me envió al mail y el cual me emociono mucho: “La orquesta del Titanic

Todos conocemos esa historia de la orquesta del Titanic. Esa que toca mientras el barco se está hundiendo. Seguramente los músicos de esa orquesta eran mexicanos y estaban más que curtidos para festejar aún en los momentos de mayor desgracia -ver la historia de México en los mundiales de fútbol y los desatinados jolgorios de la afición mexicana en la Glorieta del Ángel de la Independencia- Y si no los han visto -no os preocupéis- pronto los verán -advertidos-

Con unos y con otros he hablado de la famosa orquesta. Algunos me han dicho en tono solemne “que ejemplo de gallardía” otros más “ese optimismo que contagia” y una manager me dijo un día intentando darme una dosis de ánimo que, por cierto, sólo consiguió desanimarme “Gabo, tu como la orquesta del Titanic: firme hasta el final” Y es que nunca me ha gustado pensar en el final. Si total va a llegar, qué llegue. Pero ni un minuto más de mi tiempo, ni uno.

Gran mérito tiene dicha orquesta al estar de pie y seguir sonando en medio de húmedo ajetreo; no lo niego. No obstante; mi personaje favorito en esa historia no es la valiente orquesta, sino el frío, inevitable y despiadado Iceberg.

Por inmóvil parecía inofensivo. Y quién iba a decirnos que en su espera, ese gran trozo de hielo, estaba ahí para enseñarnos a todos nosotros, moros y cristianos, que nuestro papel de soberbios no nos lleva ni nos llevará jamás a ninguna parte.

El exceso de confianza -tan grave como la falta de- nos debilita la mirada, acaba con nosotros, nos hunde y nos deja en soledad. La soberbia son unas gafas negras tan obscuras que nos vuelven incapaces de reconocer el peligro cuando está delante nuestro; por pequeño o grande que éste sea -Me lo dijeron mil veces, más yo nunca quise poner atención…”

Muchos, en algún punto del camino, vamos con esa actitud altanera de sentirnos “insumergibles” Mirando por arriba del hombro a los demás. Tan altivos, ultrajando a diestra y siniestra al semejante -“no valgo menos que tú”- Ignoramos que un día al doblar cualquier esquina ¡Zaz! Un iceberg acercándose a nosotros -nosotros a él en realidad- en forma amenazante y sin escuchar razones. Como parte del camino, como parte del viaje o, como aquel barco, como destino final.

Le decía a “El Gallo” que en mi mapa de navegación tenía claro que todos mis icebergs llevaban falda -unas más cortas que otras, unas más peligrosas que otras por tanto- pero todas con el firme propósito de cruzarse en mi camino para frenar mi viaje. Hundiéndome y declarando en mi contra si fuése necesario…

A día de hoy, a pesar de aparatosas “colisiones”, no conozco el fondo del mar. Condición que me llena de alegría y preocupa a la vez. Hundirse es un destino inevitable -nadie sale vivo de aquí-

¿Cuándo, dónde y con quién? Por anticipado nunca lo sabremos; cuestión de tiempo. “Contra el destino nadie la talla...” decía Carlos Gardel y yo, coherente con la idea de ese tango y con una alegría orquestal, he decidido seguir mi viaje fiel a mi ruta original: la de disfrutar mi paso por la vida, con sus más y con sus menos.

Mi destino -como el de cualquier persona- es inalterable. Ningún iceberg me va a desviar, ningún trozo de hielo me hará renunciar a mi camino, sin que yo esté de acuerdo claro. Mantenerme a flote hace tiempo no es una expectativa. Sólo me queda aprender a nadar y hacer caso a mi amigo que escribía en su mail:

“Eso de los icebergs con falda son los más peligrosos. Y creo que muchos no estamos exentos de partirnos la madre con ellos. Pero igual hay que seguir navegando ¡Y chingue su madre el que se raje!”


GBo

1 comentario:

  1. ¿Se pusieron de acuerdo? / ¿Tienen algo qué decirme?

    Sus comentarios han coincidido:

    "Tú eres un iceberg en mi camino. No por lo del destino; sino por lo frío que puedes llegar a ser.."

    Estarán bromeando verdad?

    Bien, y si es en serio por favor no se lo digan a nadie más.

    Que nadie se entere!!!

    Desde ahora un "caluroso" abrazo!!! jeje...

    GBo

    ResponderEliminar