diciembre 24, 2009

Aura




“Es diferente la experiencia de leer a la de escuchar, las palabras alineadas de una página por la que pasamos nuestros ojos construyen momentos distintos a los que se crean a partir de un texto escuchado, las palabras vuelan hasta los oídos. Es como escuchar una voz en el silencio absoluto de la noche, la voz lo ocupa todo, se hace refugio, abrigo y te convierte en un ser envuelto en verso o prosa, un ser ligero, volátil. Se desvanece el cuerpo, se queda el alma.”

Milagros Revenga


A propósito de los poemas de Alejandro Aura en la voz de Margarita Castillo que se alojan -y esperan- en la página de la UNAM bajo el proyecto de una Biblioteca Hablada.

Si alguien desde su persona y desde su oficina de gobierno ha hecho un esfuerzo por la cultura en México ese fue Alejandro Aura. La calle es de todos, Libro Club, Las Aureolas, En su tinta, Boleros y un poco más, La Sobremesa, El Hijo del Cuervo, El Circo Volador, El Faro de Oriente y mil proyectos más para que los mexicanos y; especialmente los habitantes del DF, encontráramos en los medios, en la calle y en cualquier espacio una oportunidad de acercamiento a la cultura como una puerta de entrada -grande- a la convivencia y supervivencia social.

La ciudad, según reportaban los medios por la década de los 80-90´s, se venía convirtiendo -allá va otra vez- en un lugar de “vagos”, “bandas”, “drogadictos”, “asesinos”, “violadores”, "alcohólicos”, “Pandilleros”… Todos hablaban de penales, prisiones, pena de muerte y demás castigos ejemplares para demostrar a los pobladores del Valle de Aztlán aquello de lo que era capaz el gobierno y su aparato de impunidad -los polis-

Luego apareció Alejandro diciendo que la culpa no era de los pobladores. Que la gente sólo se agrupaba con el ánimo de sobrevivir y que cualquier persona en condiciones de hambre y pobreza se atrevería a morder la mano de su dueño. Más aún si se les envenena el alma con el odio, el alcohol, las drogas y la pobreza… -La razón no le faltaba-

Cosas tan magistrales como “un libro es muchísimo más poderoso que cualquier arma” así de claro lo tenía Alejandro y ahí estaba en la calle apostando a la cultura.

Por tanto, a esos “vagos” había que darles educación en las aulas, en las calles y en los hogares mexicanos para hacer de la cultura un camino que nos convirtiera en una sociedad tolerante, crítica, con memoria, con juicio, con aspiraciones, con ímpetu creador, con orgullo de nuestra cultura, nuestras raíces y nuestra identidad. Y, por el camino de la cultura, hacer de nuestro país un patio con jardín, coloridas aves y resplandecientes flores y no un callejón oscuro y sin salida.

Los libros que escuche en la voz de Aura, los que me recomendó, los que busqué -por él- los conciertos que se organizó en el Zócalo, el cine y el teatro que trajo a la Plazuela del Barrio, las mañanas de sábado en el Hijo del Cuervo… Todo viene a la memoria ahora que ya no está, ahora que doy click en los poemas que -gracias otra vez- la UNAM ha decidido acoger en su cálido site de cultura.

Que la cultura es un buen regalo, lo aprendí de Alejandro Aura.
Que la cultura nos acompañe hoy y siempre siempre, es mi deseo.


http://www.descargacultura.unam.mx/


GBo

4 comentarios:

  1. Hermoso deseo el tuyo pollo,que suerte conocer a alguien como tu, que se interese por la cultura y más aun por la cultura de su pais, Te deseo lo mejor del mundo en esta noche y siempre; y brindo por que sigas deleitandome con tus publicaciones, un fuerte abrazo para ti y los tuyos.

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  2. ¿Qué quieres que te diga GBo? Bonito por sí mismo y por inesperado este regalo de Navidad, gracias por tus palabras.

    Milagros..

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  3. Gracias Pollo!!!

    Suerte la mía por tener tu amistad, siempre tal leal, tan firme, tan de tantos años y, lo mejor, que conociéndome tan bien y aún me quieras como amigo!!!

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  4. Milagros;

    ¿Qué podemos decir?

    El Barrio de Las Letras, Coyoacán, el D.F., Madrid, tu corazón, el mío, el de tantos amigos, todos echamos en falta a nuestro Alejandro, a su poesía, a sus palabras...

    Recordarlo es tenerlo aquí con nosotros y nunca olvidar todo lo bello que siempre nos brindó...

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